Hoy celebramos con gratitud y esperanza a las profesoras, profesores y asistentes de la educación de nuestros cinco colegios en Santiago, Ñuñoa, Rancagua, Pichilemu y Purranque, que cada día hacen vida el carisma educativo de la Congregación Preciosa Sangre.




Con su entrega y vocación, acompañan a cada estudiante en el camino del aprendizaje, sembrando valores, esperanza y fe.
Siguiendo las huellas de Madre María Magdalena Guerrero Larraín y el ejemplo de Jesús, el Buen Maestro, renovamos nuestro compromiso con una educación que libera, transforma y sirve con amor.
¡Gracias por su dedicación y testimonio!