Para nuestra Espiritualidad el día de hoy es una fecha muy especial, ya que rezamos bajo la mirada amorosa de la misma Madre de Dios, en el rostro de Nuestra Señora de la Preciosa Sangre. La imagen de Nuestra Señora de la Preciosa Sangre tiene un significado teológico y espiritual muy rico en nuestra Espiritualidad. La Madre sostiene en sus brazos a su Hijo muy amado. Podemos apreciar la fragilidad y confianza de Dios en dejarse acompañar por su madre, esa confianza de un niño muy seguro y confiado junto a su madre, es la confianza que Dios nos tiene en ser cada día mejores hijos e hijas para la misión de vivir en plenitud su Palabra.

El niño por su parte sostiene el cáliz, otro signo de nuestra Espiritualidad. Este cáliz contiene su Preciosa Sangre y lo alza para que bebamos de él. Es la invitación del Señor a compartir su vida y su caminar entre nosotros. Es la invitación a ser verdaderos cálices de vida, nunca sentirnos solos cuando vivamos momentos difíciles, mirar con los mismos ojos del Señor al próximo, compartir su Cuerpo y su Sangre para alimentarnos en la fe y ser verdaderos discípulos y discípulas en nuestro quehacer y con quienes compartimos la vida. Que este día Nuestra Señora de la Preciosa Sangre nos bendiga, nos dejemos acariciar por ella con gran amor como una madre lo sabe hacer. La invitación siempre es a descubrir en ella el ejemplo de buena discípula, que sea siempre Madre, Maestra y Amiga en nuestras vidas.

María, Nuestra Señora de la Preciosa Sangre, ayúdanos a ofrecer nuestra alegría y sacrificio junto al de Cristo, para gloria del Padre y la salvación del mundo. Amén

Reflexión de P. Claudio Varas, Encargado formación Espiritualidad de la Preciosa Sangre.